Gastón Torre, una vez más, fue un guerrero que aportó en todos los rubros para el «patriota».
Poco le importará el bajón y el susto en el final. Poco y nada. Porque consiguió lo que más quería, lo único relevante en una lucha que será para el infarto hasta el último instante: después de derrochar una ventaja de 26 puntos, 9 de Julio de Río Tercero se recuperó a tiempo para superar a Quilmes por 82 a 71 y meterse en el bolsillo el primer punto de la serie por la permanencia. Gastón Luchino y Jaz Cowan, con 23 puntos cada uno, fueron las figuras de un encuentro rodeado de color y emoción.
Decidido a hacer pesar la ventaja de campo desde bien temprano, “el Patriota” salió hecho una fiera en los dos costados y tuvo un arranque soñado. Cerca de su aro, apretó y anuló las vías de gol de la visita a partir de dos actuaciones claves: la marca de Clancy sobre Matthews (el pivot apenas anotó 5 en la primera mitad) y la presión asfixiante, al límite, de Luchino sobre Hopson (sólo 4 puntos). A eso se sumó un equipo solidario, que dobló marcajes y no perdió la concentración durante los diez minutos iniciales. En el otro canasto, la efectividad fue apabullante. Cuando atacó estacionado, distribuyó la pelota con precisión (Gerbaudo regaló 12 asistencias) y castigó de tres. Cuando pudo correr la cancha, fue letal y se floreó, principalmente con sus foráneos (totalizaron 43 tantos). Un dato sintetiza ese primer cuarto demoledor: en el último minuto, “Seba” González mandó a la cancha a Reinaudi y Domínguez y los juveniles respondieron con dos robos que desembocaron en contragolpes para sacar dos decenas (31-11).
La misma tónica, aunque con alguna meseta de por medio, continuó en el segundo período. Si bien la eficacia del local no fue la misma, la intensidad defensiva le permitió sostener la ventaja, ante un conjunto marplatense que sólo mostraba el coraje de Eseverri y algunas apariciones de Truscott. Por eso, la diferencia se mantuvo hasta el descanso (42-24).
Apenas regresó del vestuario, “9” amenazó con definir la historia: Luchino y Cowan se combinaron para meter un parcial de 8 a 0, establecer la máxima ventaja (50-24) y dejar al borde del nocaut al «Cervecero». Incluso, en señal de protesta, algunos de sus hinchas bajaron las banderas y se retiraron del estadio. ¿Todo resuelto? Ni cerca. Luego de tocar fondo, “Beto” Martínez apostó por la garra nacional y le añadió la dupla Truscott-Matthews en ofensiva. Así, fue limando la brecha hasta ponerse en juego al cabo del tercero (61-48).
Sorprendido y sin respuestas frente a la reacción quilmeña, 9 de Julio paralizó los corazones de un público que no había dejado de celebrar lo que, hasta allí, era una demostración de básquet. Eseverri siguió corriendo y anotando (finalizó con 18), Matthews (líder con 19) se volvió imparable y Sciutto, casi borrado en el primer tiempo, ordenó y comandó desde la experiencia la remontada del «tricolor», que redujo la distancia a seis unidades (71-65, a 3m55s). Pero dos factores lo dejaron sin combustible. Uno, la quinta falta de su pivot extranjero. Otro, la gravísima lesión que obligó a dejar la cancha en camilla a Sciutto (rotura de peroné y ligamento del tobillo derecho). A partir de entonces, los riotercerenses recuperaron la tranquilidad en el marcador y, mediante simples, sellaron el triunfo. El jueves, en el mismo escenario, tendrá lugar la segunda batalla.
9 de Julio (82): Diego Gerbaudo 7, Gastón Luchino 23, Josimar Ayarza 11, Jaz Cowan 23, Sam Clancy 9 (FI); Gastón Torre 4, Emiliano Martina 3, Pablo Orlietti 2, Leandro Masieri 0, Lucio Reinaudi 0, Matías Domínguez 0. DT: Sebastián González.
Quilmes (71): Nicolás Ferreyra 3, Phillip Mc Hopson 4, Cedric Moodie 5, Axel Weigand 0, Clarence Matthews 19 (FI); Gregorio Eseverri 18, Facundo Piñero 5, Louis Truscott 9, Germán Sciutto 8. DT: Roberto Martínez.
Parciales: 31-11; 11-13; 19-24; 21-23.
Árbitros: Pablo Estévez, Diego Rougier y Mario Aluz.
Estadio: José “Gordo” Albert.
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