Bruno y Felipe Lábaque se estrujan en un abrazo.
Recuperándose de la deslucida imagen dejada en los dos primeros juegos como visitante, y reencontrándose por momentos con su mística y su identidad, Atenas mostró parte de su esencia y se impuso a los marplatenses por 73-69. El miércoles, también en el Orfeo, se juega el cuarto juego de la serie.
Era una doble batalla: por un lado, los dirigidos por Sebastián González precisaban ganar este juego para impedir que el actual campeón quede a sólo un partido de revalidar su título; pero, por el otro, y quizás haya sido lo más importante, el Verde necesitaba vencerse a sí mismo y dejar de lado todo aquello que rodea a un equipo novato, en su mayoría, en una serie final. Y lo logró.
Los nervios que aparecieron en Mar del Plata se hicieron presentes en los primeros minutos del partido, y fue allí donde Peñarol pudo hacer pie para sacar una primera diferencia. Un parcial inicial de 11-4 para los dirigidos por Sergio Hernández (Kyle Lamonte fue fundamental con sus penetraciones) aumentó la densidad de las aguas por las que debía remar el barco verde. Sin embargo, rápidamente y gracias al aporte de varios remeros (hubo una importante rotación), entre los que se destacaron James Williams y Bruno Lábaque, el equipo cordobés encontró el rumbo que lo llevó a estar bien cerca al finalizar los primeros 10 minutos (11-14).
A pura potencia, y con volcadas como ésta, James Williams arrancó los primeros aplausos en el Orfeo cordobés.
La levantada de Atenas continuó y llegó a pasar al frente, tras un buen ingreso de Mariano García y Miguel Gerlero, que por fin se reencontró con el aro (25-21). Aunque otra vez, las imprecisiones sobre el final del segundo segmento, volvieron a alejar al Milrayitas (35-43), que sin la efectividad descollante ni la comodidad de la que gozó en el primer par de partidos, se las ingeniaba para encontrar el cesto.
El regreso de los vestuarios llegó con otro aire para los locales. Imponiendo su presencia, cada cruce, de los tantos que hubo, ahora los encontraba en igualdad de condiciones. Así fue que, poco a poco, comenzaron a tomar protagonismo en el escenario cordobés y quedaron a sólo un punto de la paridad al entrar en la última manga (55-56). Greg Lewis y Williams claramente no tuvieron su mejor noche, pero aportaron para generar incomodidad y segundas oportunidades, bajo uno y otro tablero.
En el último parcial, todos jugaron para Atenas: la gente, la experiencia de Lábaque y Lescano, la energía de “los pibes” y la desesperación de Peñarol por saber que el 3-0 no estaba tan asegurado, fueron los condimentos que produjeron un cierre favorable para el Griego.
Desahogo para Gerlero, que comenzó a amigarse con el aro.
Ahora, con la serie 1-2, el equipo cordobés se relame por igualar las cosas el mañana miércoles cuando, otra vez en el Orfeo, vuelva a enfrentar a los marplatenses.
Síntesis
Atenas: Bruno Lábaque 15, Juan M. Rivero 0, Matías Lescano 9, Greg Lewis 12 y James Williams 14 (fi); Pablo Orlietti 0, Diego Gerbaudo 7, Miguel Gerlero 10, Mariano García 6, Felipe Pais 0, Bruno Barovero 0. DT: S. González.
Peñarol: S. Rodríguez 13, Kyle Lamonte 18, Nicolás Lauría 0, Leonardo Gutiérrez 19 y Martín Leiva 2 (fi); Facundo Campazzo 3, Selem Safar 7, Marcos Mata 2, Alejandro Diez 5, Alejandro Reinick 0. DT: Sergio Hernández.
Árbitros: Daniel Rodrigo, Diego Rougier y Roberto Smith.
Parciales: Atenas 12-Peñarol 14; 35-43; 55-56; 73-69.
Cancha: Orfeo.
Fotos: Ignacio Niño.